Jacobo Roa
Coleccionista de objetos, curioso de la vida natural que lo rodea, conocedor de los paisajes, colores, cultura y tradiciones de cada rincón de México, Roa se ha dedicado a volcar en su arte la emoción más intrínseca del alma de este mágico país.
Nacido en la Ciudad de México, a muy temprana edad Roa y su familia se mudaron a Guanajuato, por motivos del trabajo de su padre, donde transcurrió su infancia y adolescencia, con constantes viajes por todo México. “Mi padre, de profesión Ingeniero Geólogo, recibió una comisión de trabajo por parte del instituto Nacional de Geología. Esto nos llevó a un viaje por todo el país que duró varios años, en donde tuve la oportunidad de conocer muchos paisajes, colores, cultura y tradiciones de cada rincón de México, recorriendo montañas, playas y desiertos; desde ciudades históricas hasta pequeños pueblos con sus mercados, su gastronomía, fiestas tradicionales y sitios históricos. Esto despertó en mi un gran interés y amor por mi país, mismo que me serviría como inspiración en el futuro, creando un archivo visual y de experiencias muy vasto y colorido.”
Durante estos viajes se dedicó a dibujar, coleccionar minerales y fósiles, insectos y cualquier objeto que llamara su atención en los trabajos de campo y minas, siempre acompañado de sus hermanos, una libreta de dibujo y lápices. “Con un padre ingeniero Geólogo y dos hermanos que siguieron la misma carrera de Ingeniero, yo decidí por mi parte viajar y acercarme lo más posible al camino que me llevaría más tarde a dedicarme a lo que más me apasionaba desde pequeño, el Arte.”
“Siempre con un buen nivel de aprovechamiento escolar, pero con dificultades para acoplarme al modelo de autoridad, abandone la escuela y me mudé a la isla de Cozumel en 1994, anterior a esto había tomados cursos de arte en San Miguel de Allende durante los veranos en mi infancia y adolescencia, pero fue hasta el año 2001 que me mudé a Oaxaca para estudiar en la Escuela Rufino Tamayo, con un primer acercamiento profesional a disciplinas como el grabado, dibujo y pintura, con grandes maestros como el Mtro. Juan Alcázar (q.p.d.).”
Se mudó a Playa del Carmen hace 15 años, luego de haber radicado en Cozumel desde 1994, aunque este incansable viajero continuó con muchas salidas intermitentes que lo llevarían a San Cristóbal de las Casas, Oaxaca, Cuernavaca, CDMX, San Miguel de Allende, a trabajar en un crucero 8 meses por Alaska; y ya en tierra, a NY, Cuba, y muchos más, pero siempre regresando. “Me considero Quintanarroense. Playa del Carmen me gustó por sus bellezas naturales, su espíritu cosmopolita y la mezcla de las raíces profundas de la cultura Maya.”
Su pasión por la pintura está presente desde que tiene memoria, como un código genético. “Mi mamá, hija de un talentoso maestro de Música, gran aficionada a la lectura y el dibujo, compartió conmigo y mis hermanos extraordinarias historias de personajes artistas, científicos y políticos que cambiaron la historia del mundo… transmitiendo un mensaje muy claro siempre: “no debes de claudicar al perseguir tus sueños”.”
Roa nació zurdo y cuando era un niño, escribía todo al revés. Sus maestros pensaron que tenía dislexia, pero en realidad aprendió a leer y dibujar a una edad muy temprana. Su amor por dibujar persistió y la escritura hacia atrás reapareció en su trabajo. Unos veinte años después, juega con imágenes y textos a la inversa y en la creación de mensajes cifrados.
Las imágenes en la obra de Roa son una colección de mensajes, poemas, cartas, fórmulas científicas, recetas mágicas, clasificaciones de las hormigas, plantas, notas musicales, direcciones, números, ciudades, flechas, signos, brújulas, nombres y lugares que habitan su mundo.
“Disfruto de poder trabajar con cualquier tipo de materiales, acrílico, oleo, tintas, collage, resina, etc. Prácticamente todo lo que me resulte funcional, soportes como papel, canvas, madera al igual que muros o intervención de objetos. En cuanto al estilo tengo influencias de surrealismo y pop art, me inclino más por el neobarroco posmoderno que se expresa en una estética de lo fluctuante, la desmesura y en el uso del caos ordenado.”
Su primera exposición individual fue en 1998 en San Cristóbal de las Casas en el “Café La Selva” y posteriormente participó de manera intermitente en diferentes proyectos. “En 2009 tuve la oportunidad de participar en el colectivo “Caminarte” exposición de arte al aire libre, fundado por la artista y gestora cultural Maku Lignarolo, durante 5 años de manera ininterrumpida todos los jueves.”
Este evento marcaría una definición en su carrera y vida, ya que la aceptación y reconocimiento en su trabajo fue casi inmediato, llevándolo tan solo un año después a hacer su primera exhibición individual en Cape Cod, Massachusetts, USA; y posteriormente Francia, Israel y Holanda. Así mismo participar en exhibiciones colectivas en el “Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México” y “Museo Franz Mayer“, la “Bienal Nacional de Yucatán” como único seleccionado del Estado de Quintana Roo y, de manera local, ser acreedor al “primer lugar” del “Premio Municipal de Artes Plásticas y Fotografía” en el año 2015, otorgado por Gobierno del Estado y Conaculta.
“Creo que al igual que un poeta y un escritor, todo artista tiene un archivo de experiencias e imágenes al que tenemos que depositar constantemente nueva información. Cine, un buen libro, teatro, una caminata por la selva, un viaje, un mezcal, un café, una charla informal, el silencio o un concierto… todo tiene para mí algo que puedo tomar y llevar conmigo al estudio.”
Durante el inicio de este 2018 llevó a cabo el proyecto de pintura más grande de su carrera, la creación de un mural de 100 m2 con el título “Catrín”, en el restaurant del mismo nombre. Se trata de un proyecto de fusión de “gastronomía, arte y arquitectura” situado en una casona antigua en el centro histórico de Mérida. “Ahora me encuentro trabajando para un proyecto en New Orleans, USA, donde presentaré mi trabajo en la galería “Ángela King” a finales de año. Con los años he construido una base de coleccionistas y amigos en México y el extranjero que me permiten mantenerme ocupado la mayor parte del tiempo, tarea que no es nada fácil ya que el “ARTE” es un terreno con subidas y bajadas, esto te plantea muchos retos para mantenerte vigente y activo como artista.”
Mentores… “Considero mentores a la gran cantidad de personajes de la vida común y corriente, sin reflectores, que a lo largo de los años he tenido la oportunidad de conocer y que me inspiran a vivir con intensidad y seguir jugando a crear. A Maku Lignarolo, artista y gestora cultural de Playa, que gracias a su trabajo sigue creando plataformas en pro del Arte y la Cultura del Estado, y de quien recibí la oportunidad de iniciar la construcción de mi carrera.”
Proyectos o deseos a futuro…“El “ARTE PÚBLICO” siempre me ha parecido una parte fundamental en la identidad e imagen de las ciudades, las grandes capitales del mundo, al igual que pequeños destinos turísticos invierten en este rubro, Espero poder contar en el futuro, no muy lejano, con la oportunidad de colaborar en algún proyecto de este orden en Playa del Carmen, considero que es parte esencial para despertar la sensibilidad y compartir con locales y visitantes la identidad de nuestra ciudad.”
“El arte o cualquier camino que escojas abrázalo con gusto y pasión, esto hace más divertido el viaje.”
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