Sabías que...
Los hombres y mujeres escuchan de forma diferente
La manera en que los hombres y las mujeres piensan, actúan y toman decisiones es diferente y esto es bien sabido. Los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana descubrieron que estas diferencias se aplican incluso en la manera en que ambos sexos escuchan. Los hombres procesan sonidos con un solo lado del lóbulo temporal del cerebro, mientras que las mujeres usan ambos lados para este propósito.
El cerebro está divido es dos hemisferios. Por una parte el hemisferio cerebral izquierdo que desempeña las tareas racionales. Y por otra parte el hemisferio cerebral derecho que concentra la creatividad y la emotividad. El cerebro de las mujeres tiene un cuerpo calloso externo más grueso que el de los hombres. Por ello, las mujeres tienen un 30% más de conexiones entre los dos hemisferios que los hombres. Mayores conexiones permiten desempeñar dos tareas que no están relacionadas a la vez. El cerebro masculino, al tener menos conexiones, está configurado para realizar una sola cosa. Los hombres escuchan o hablan. Escuchan los sonidos o perciben los gestos corporales. No pueden hacer dos cosas a la vez. Sin embargo, las mujeres al tener más conexiones entre los dos hemisferios pueden realizar dos tareas a la vez. Las mujeres pueden hablar y escuchar al mismo tiempo. Pueden escuchar los sonidos y estar atentas a los gestos corporales, a las expresiones faciales y al tono de la voz. Además, pueden escuchar y percibir las emociones de su interlocutor.
Las mujeres tienen la habilidad de comunicación interpersonal situada en una zona localizada principalmente en la parte frontal del hemisferio cerebral izquierdo y en una zona más pequeña del hemisferio derecho. Poseer dos áreas localizadas en los dos hemisferios permite que sean muy buenas comunicadoras, ya sea hablando o escuchando. Sin embargo, la habilidad de comunicación interpersonal en los hombres se sitúa en la totalidad del hemisferio cerebral izquierdo, sin tener una zona determinada.
Los ojos hacen más ejercicio que las piernas
Los músculos de nuestros ojos se mueven mucho más de lo que imaginas… ¡Aproximadamente 100.000 veces al día! Para que te des una idea de cuánto es eso, deberías saber esta relación: para que los músculos de las piernas hagan la misma cantidad de ejercicio, deberías caminar aproximadamente 80 km por día.
En el control de la motilidad ocular intervienen varios sistemas funcionales. Los reflejos vestíbulo-oculares y optocinéticos son respuestas automáticas para compensar los movimientos de la cabeza y del entorno visual y poder estabilizar la imagen retiniana sobre un determinado punto de fijación. Los movimientos sacádicos son rápidos desplazamientos de la fijación de un punto a otro del campo visual. Los movimientos de persecución lenta consisten en el seguimiento de estímulos móviles con la mirada. Finalmente, existen movimientos involuntarios de muy escasa amplitud que se producen durante el mantenimiento de la fijación. Cada modalidad funcional de movimiento depende de circuitos neuronales específicos que trabajan coordinadamente para codificar la contracción de los músculos oculomotores correspondiente a la posición adecuada en cada momento.
Los elefantes y el agua
Los elefantes son capaces de localizar agua y de detectar lluvias a grandes distancias. A su vez, tienen un sistema intuitivo de comunicación ya que cuando un miembro de la manada encuentra alguna reserva de agua, avisa mediante gruñidos de baja frecuencia al resto de la manada.
Un equipo internacional de investigadores ha determinado que los elefantes pueden detectar tormentas de lluvia a 250 kilómetros de distancia. En su artículo, publicado en la revista PLoS ONE, describen cómo trabajaron con una docena de elefantes en Namibia y descubrieron que éstos eran capaces de detectar las precipitaciones desde grandes distancias y avanzar hacia ellas.
Estos animales son salvajes y migratorios, con rebaños casi constantemente en movimiento en la búsqueda de comida y agua. Varios expertos encontraron que las manadas cambian de dirección repentinamente sin razón aparente. Para saber por qué ocurría esto, los científicos colocaron dispositivos de localización GPS en 14 elefantes desde 2002 a 2009. Cada ejemplar era miembro de un grupo distinto. De este modo se ha podido comparar sus movimientos en cada zona.
También se rastrearon las precipitaciones a partir de datos de satélites meteorológicos. Y ha sido mediante el análisis de los datos de ambas fuentes que el equipo fue capaz de ver que los cambios repentinos en la migración se deben a la intención de los elefantes de ir hacia donde está la lluvia. “Lo sorprendente es que había casos en los que la manada se encontraba a 250 kilómetros de donde se producían las precipitaciones”, apunta el trabajo.
Etiquetas: Edición 93