El jengibre
El jengibre, además de ser una de las plantas más populares en la medicina tradicional china, es un antiinflamatorio natural ya que ayuda a combatir enfermedades respiratorias, artrosis, problemas digestivos, además es antiespasmódico, antiséptico, antiviral y tiene infinitos beneficios para la salud.
Por su sabor picante y aromático se recomienda consumirlo con moderación y acompañado de otros alimentos. Gracias a que es muy rico en aceites esenciales, vitaminas, minerales, antioxidantes y aminoácidos favorece al cuerpo humano, a saber:
- Disminuye dolores reumáticos y menstruales
- Es eficaz contra la gripe y los resfriados, al favorecer la expectoración.
- Mejora el flujo sanguíneo, previniendo enfermedades cardiovasculares.
- Elimina el mareo y el vértigo.
- Es un afrodisíaco natural, ya que estimula la libido.
- Combate el envejecimiento prematuro y reduce los niveles de estrés.
- Disminuye las migrañas al bloquear los efectos de la prostaglandina.
- Previene el cáncer de colon y de ovario.
- Facilita la digestión, previene los gases y la hinchazón.
- Es un antidepresivo natural.
- Regula el metabolismo al facilitar la absorción de los nutrientes de los alimentos.
- Evita las náuseas provocadas por embarazo, quimioterapia o postoperatorios, etc.
- Antibiótico natural, combate las bacterias infecciosas y ayuda a proliferar la flora intestinal saludable.
Para gozar de los beneficios de este tubérculo puedes ingerirlo a través de infusiones, en licuados, jugos, ensaladas, guisados o postres; ya sea en polvo, fresco, disecado, en tabletas o jarabes.
La única contraindicación que genera su consumo es que eleva la temperatura corporal, por lo que no se recomienda a pacientes con fiebre.
Cultivarlo en casa es muy fácil
Como cultivo de interior y en maceta crece en cualquier parte, necesita calor, humedad y no gusta del sol directo, se multiplica por rizomas, por lo que podemos usar una parte del jengibre que tengamos en casa.
Se prepara una maceta con buen drenaje y tierra, en el centro ponemos el jengibre con los rizomas hacía arriba, y lo regamos a diario. La tierra debe estar húmeda pero sin encharcar. En un mes deberíamos tener tallos y hojas (la planta rara vez florece y no da frutos). Más o menos en 8 o 10 meses, cuando la planta comienza a secarse, debemos dejar de regar y cuando se seca es momento de la cosecha. Una parte de la raíz con rizomas la podemos plantar nuevamente, para la próxima cosecha.