Día Internacional del Surf
Seguramente montar una ola con una tabla a gran velocidad debe ser una experiencia que se desea repetir una y otra vez si de liberar adrenalina se trata. Eso es el Surf, uno de los deportes acuáticos preferidos en el mundo cuya historia se remonta a las islas de Polinesia. El tercer sábado de junio se celebra el Día Internacional del Surf. Este día ha sido una iniciativa de la revista Surfing Magazine y la Surfrider Foundation en el año 2004. En Quintana Roo hay playas en las que se practica el surf. Por ejemplo en Chen Río, una playa en el lado oeste de Cozumel, en playa Delfines en la ciudad de Cancún o en Punta Brava en Puerto Morelos, por sólo mencionar algunos lugares. Pero más allá de la grata experiencia de “montar una ola” los surfistas gozan del placer del surf gracias a la bondad de la naturaleza que puede explicarse con una serie de conceptos científicos que están detrás del surf.
Comencemos con el componente esencial de una experiencia de surf: la ola. La ola no es más que energía que se transporta a través del agua formando ondas que se propagan por el océano. El viento es el responsable de su formación. Las olas particularmente grandes no se originan en ningún lugar cerca de la costa, de hecho, nacen a 15,000 km o más desde allí. Este hecho se conoció por primera vez gracias al resultado de una serie de experimentos realizados por un científico oceánico llamado Walter Munk en la década de 1950. El rozamiento del viento sobre la superficie del agua del mar forma pequeñas ondas. A medida que crece esta fricción, crece también el tamaño de las olas. Por lo tanto, las olas variarán según la fuerza del viento, el tiempo o persistencia que sople en un determinado lugar y el área oceánica o fetch, es decir, la distancia total que recorre el viento en el océano.
Cuando las olas se acercan a las costas, la profundidad del fondo marino disminuye pero la velocidad de la ola permanece constante. Ya que existe un cambio en la profundidad, el agua por debajo tiende a frenarse mientras que el agua por arriba continúa con la misma velocidad. Como consecuencia tenemos la rompiente de una ola que puede ser de diversas formas de acuerdo a cómo rompa, siendo las que tienen forma de tubo las preferidas por los surfistas.
Quien practica surf sabe que para montarse en una ola es necesario ganar velocidad hasta estar en una posición en la que la energía de la ola es quien desplaza al surfista. La habilidad de surf más básica es remar, y esto puede explicarse mejor por la necesidad de alcanzar una ola. Los surfistas tienen que gastar una cierta cantidad de energía cinética, es decir, de movimiento, lo suficiente como para permitirles acelerar junto a la ola hasta que al final puedan montarla. Esto también tiene un sentido intuitivo porque cuanto más rápido viaja el surfista, es decir, cuanta más energía cinética tenga, más fácil será para la onda transportarlo.
Pero nada de esto tendría sentido sin la ayuda de una tabla de surf. Inicialmente las tablas de surf eran de madera pero en la actualidad se fabrican con espuma de poliuretano por dentro (el foam) con un refuerzo habitualmente de madera y recubiertas con telas de fibra de vidrio. Las tablas de surf flotan por la densidad de sus materiales y su volumen para mantener a flote a un surfista.
La razón por la que la tabla de surf tiene un borde delantero curvo es que esto permite que el agua viaje más rápidamente debajo de la tabla en comparación con la parte trasera, lo que crea una fuerza ascendente llamada elevación. Esta es la razón por la cual la tabla se eleva y es un elemento básico en los esquemas de diseño más avanzados.
Y aunque se tenga la mejor tabla del mundo y la mejor ola “surfeable” no se puede montar una ola sin el equilibrio. El surfista debe lograrlo con su posición en la tabla, haciendo que el centro de masa del sistema tabla-cuerpo se encuentre en un punto de equilibrio lo más bajo posible. Parece natural mantener el equilibrio al estar de pie pero de acuerdo al Interesante artículo escrito por el biofísico William Softky en el periódico californiano Half Moon Bay Review opina que:
“Debido a que nuestros antepasados homínidos fueron los primeros vertebrados en ponerse de pie, fueron los primeros animales terrestres cuyas columnas vertebrales no fueron empujadas hacia los lados por la gravedad. Así que, a diferencia de los cuadrúpedos o incluso los chimpancés, estamos en equilibrio, como si una serpiente se balanceara sobre su cola. El equilibrio, a su vez, permitió a nuestros antepasados ver más lejos, cambiar de dirección más rápido, correr más lejos y usar las extremidades anteriores (manos) para acariciar, gesticular y hacer otras cosas. Hablando mecánicamente, el equilibrio vertical es lo que hizo a nuestra especie especial. Hablando computacionalmente, el equilibrio vertical es la tarea más desafiante a la que un sistema nervioso puede enfrentar y la que está más directamente conectada a nuestros circuitos neuronales.
Los humanos necesitamos ese desafío en estos tiempos…Y ciertamente no hay nada como levantarse en una tabla sobre una ola en movimiento. Si puedes surfear, puedes hacer lo más difícil que un humano debería hacer.”
Festejemos juntos entonces al deporte y a la ciencia, al surf y a toda la física, matemática, ingeniería, oceanografía y demás áreas de la ciencia que permiten explicar y mejorar día a día este y muchos otros deportes.
Fuente: www.planetariodeplaya.org
Por: Emmanuel Rodríguez López
Etiquetas: Edición 129